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La misión principal de la cadena de suministro es hacer que el valor de acumule y fluya desde los proveedores hasta los consumidores, quienes al ser fieles a una marca son en realidad cautivos de su cadena de suministro.
Es comprensible, entonces, que en su afán por posicionarse mejor en el mercado las empresas actúen sobre sus cadenas de suministro para volverlas más ágiles, personalizadas, flexibles o eficientes. Sin embargo, más valor para el cliente no implica más valor para el negocio y viceversa.
El consumidor percibe el valor desde lo emocional, funcional o social, por lo que resolver necesidades en al menos una de estas tres dimensiones es clave para toda cadena de suministro, mientras que las empresas que forman parte de ella asocian el valor a todo aquello que contribuye a su perdurabilidad en el mercado, expresado finalmente como Valor Agregado de Efectivo, Valor Económico Agregado o Valor Agregado de Mercado.
En la siguiente figura se muestran las dimensiones del valor para ambas perspectivas:
El concepto de valor agregado para el usuario está ampliamente difundido y existe variada literatura sobre el tema, caso contrario al concepto de valor empresarial, que por su complejidad técnica de cálculo e interpretación suele expresarse como utilidades y rentabilidad. Esto, sin embargo, no debe confundirse con la verdadera agregación de valor para el negocio.
El Valor Agregado de Efectivo (CVA por las siglas de Cash Value Added) se refiere al incremento de la corriente de flujo de efectivo futuro. Acciones orientadas a la reducción de inventarios, ampliación de los plazos de crédito con proveedores, reducción del plazo de crédito de los clientes y reducción de gastos contribuyen a la generación de valor desde esta perspectiva.
El Valor Económico Agregado (EVA por las siglas de Economic Value Added) está relacionado con el retorno de los activos, es decir con su explotación, por lo que cualquier acción que modifique el nivel de productividad de éstos aporta a la generación de valor en esta dimensión.
El gestor de la cadena de suministro que logre hacer que la flota de transporte propio traslade más inventario, mantenga el mismo nivel de servicio reduciendo el inventario a la vez o aumente la densidad de almacenamiento en las bodegas estará aportando valor en esta dimensión.
El activo de explotación no se limita al activo fijo, sino que se extiende a todo aquel circulante que no está financiado con deuda comercial, por lo que es posible que una parte de los inventarios de materiales o producto terminado formen parte del activo de explotación como capital de trabajo. Siendo así, reducir inventarios también agrega valor en forma de EVA.
Para que el resultado sea positivo es el retorno sobre el activo de explotación debe ser superior al costo de financiamiento.
El Valor Agregado de Mercado (MVA por las siglas de Market Value Added) se asocia a cuánto vale la empresa en el mercado, ya sea que cotice en la bolsa de valores o que se venda completa a un solo comprador.
Aportar valor en esta dimensión implica dar atención a aspectos como gestión de riesgos, gobernanza, sostenibilidad social y medioambiental, pero también es necesario asegurar el buen desempeño financiero del negocio en el tiempo.
Las empresas que se cotizan en mercados bursátiles pueden optar a financiamiento más barato cuando su valor de mercado es mayor, ya que recibe más dinero por cada acción emitida.
Por otra parte, las industrias tienen un ciclo de vida: nacimiento, crecimiento, enfoque, consolidación y alianza; siendo esta última la que da lugar a importantes transacciones de compra y venta de empresas, por lo que asegurar un alto valor de mercado eventualmente traerá réditos a los accionistas.
Los conceptos de valor para el negocio no son exclusivos de la gestión de la cadena de suministro, pero sí le aplican, ya que la buena gestión reflejada en altos niveles de liquidez, máxima explotación de los activos y cumplimiento de requisitos de sostenibilidad a lo largo de la cadena aumentan sus oportunidades de perdurar en el mercado.
Quien desee aumentar la generación de valor debe considerar que consumidor y negocio tienen diferentes apreciaciones del valor y lo validan diferente, y entregar valor para el primero no implica que se esté agregando valor para el segundo. Por lo tanto, tener metas claras de acuerdo con ambas perspectivas aumenta las posibilidades de generar valor de forma sostenible.
Por Alex Ramos
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